12 razones por las cuales todo creyente debe hablar en lenguas

1º Corintios 14:4, “El que habla en lengua extraña,  a sí mismo se edifica.” La palabra “edifica” significa que la persona, al ejercitar el hablar en lenguas se construye, se recarga, se fortalece, se energiza. Permitimos que nuestro hombre interior sea ministrado por el Espíritu de Dios que mora en nosotros.

1º Corintios 14:14, “Porque si yo oro en lengua desconocida,  mi espíritu ora” Al ejercitar el hablar en lenguas permitimos el fluir de lo que l Apóstol Pablo denomina orar en el espíritu. Es a esta oración a la que los apóstoles apelaban en medio de confrontación. (Efesios 6:18; Judas 20)

1º Corintios 14:16-17 , “Porque si bendices sólo con el espíritu,  el que ocupa lugar de simple oyente,  ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias?  pues no sabe lo que has dicho. Porque tú,  a la verdad,  bien das gracias;  pero el otro no es edificado.”  El hablar en otras lenguas permite que ejercitemos el dar gracias a Dios correctamente. Gratitud predispone nuestro ser a recibir más y nos deja con una sensación de que no todo está tan mal.

1º Corintios 14:21; Isaías 28:11-12, “En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo;  y ni aun así me oirán,  dice el Señor.”

 “Porque en lengua de tartamudos,  y en extraña lengua hablará a este pueblo,  a los cuales él dijo: Este es el reposo;  dad reposo al cansado;  y este es el refrigerio; mas no quisieron oír.”

La voz profética anunciaba que las extrañas lenguas ministrarían reposo y refrigerio a nuestro ser interior. El apóstol hace regencia a este verso cuando enseña sobre los beneficios del hablar en lenguas.

1º Corintios 14:28, “hable para sí mismo y para Dios.” Las lenguas permiten que hablemos con nosotros mismo, o para si mismo y para Dios.

Judas 20, “Pero vosotros,  amados,  edificándoos sobre vuestra santísima fe,  orando en el Espíritu Santo” ya vimos que orar en el espíritu es orar en otras lenguas y el apóstol declara que el ejercicio de las lenguas espirituales estimula la vida de fe. Nos hace recordar que lo espiritual domina sobre lo natural.

Hechos 10:44-46, “Porque los oían que hablaban en lenguas,  y que magnificaban a Dios.”  Hablar en otras lenguas permite que magnifiquemos a Dios. Entiéndase por esto el hecho de exaltar o engrandecer a Dios y esto permite que veamos a toda situación crítica en la perspectiva correcta.

Hechos 19:6, “vino sobre ellos el Espíritu Santo;  y hablaban en lenguas,  y profetizaban.” Vemos aquí que el hablar en lenguas permitió la manifestación del don de profecía en aquellos discípulos. Al hablar en lenguas  estimulamos la vida de fe y esta permite la manifestación de los dones. Por tanto, darle lugar a las lenguas espirituales abrimos la puerta a la manifestación de los dones.

Santiago 3:7-8, “Porque toda naturaleza de bestias,  y de aves,  y de serpientes,  y de seres del mar,  se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;  pero ningún hombre puede domar la lengua,  que es un mal que no puede ser refrenado,  llena de veneno mortal.” Hablar en lenguas permite el dominio del Espíritu Santo sobre nuestra lengua. El apóstol declara que ningún hombre, por más estudios y verborragia  que posea  puede dominar su lengua. Solo con la presencia del Espíritu en nosotros, esta vuelve a ser un instrumento de bendición.

 Romanos 8:26, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;  pues qué hemos de pedir como conviene,  no lo sabemos,  pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” Este verso nos dice que muchas veces no sabemos pedir como conviene, no es que no sabemos orar, sino que muchas veces no lo sabemos hacer convenientemente. El idioma que el Espíritu nos ha dado nos permite ingresar a un nuevo nivel de intersección.

 Hechos 2:4 “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo,  y comenzaron a hablar en otras lenguas,  según el Espíritu les daba que hablasen” Las lenguas repartidas por el Espíritu son la evidencia de la llenura del Espíritu Santo. Es una confirmación más de la morada interior del Espíritu en nosotros.

 Juan 14:16-17, “Y yo rogaré al Padre,  y os dará otro Consolador,  para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad,  al cual el mundo no puede recibir,  porque no le ve,  ni le conoce;  pero vosotros le  conocéis,  porque mora con vosotros,  y estará en vosotros” El Espíritu de Dios mora en nosotros, el hablar en lenguas nos da testimonio de la morada interior en nosotros.

Ejercitemos el hablar en otras lenguas. Ayudemos a que cada cristiano disfrute de estos beneficios. Hablemos y desarrollemos el idioma que el Espíritu nos ha provisto.

Facundo Pose

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