A los israelitas se les había advertido que no escucharan a los falsos profetas o a cualquiera que tratara de hacerlos adorar a otros dioses, aun cuando esa persona fuera un amigo íntimo o un miembro de la familia. A menudo la tentación de abandonar los mandamientos de Dios se infiltra astutamente en nosotros. Puede que no llegue con un gran grito sino como una duda susurrante. Y los susurros pueden ser muy persuasivos, especialmente si vienen de los seres queridos. Pero el amor a los parientes no debe tener prioridad sobre la devoción a Dios. Podemos sobreponernos a esas tentaciones susurrantes si volcamos nuestros corazones en oración a Dios y por medio del estudio diligente de su Palabra.
Una ciudad que rechazaba completamente a Dios tenía que ser destruida para que no extraviara al resto de la nación. Pero Israel no actuaba contra una ciudad mientras no constatara que el rumor de que rechazaban a Dios era verdadero. Esta pauta salvó muchas vidas cuando los líderes de Israel acusaron erróneamente a tres tribus de haberse extraviado de la fe (Josué 22). Si escuchamos que algún amigo se ha desviado de Dios o que iglesias enteras se han apartado, debemos verificar los hechos y encontrar la verdad antes de hacer o decir algo que pueda ser dañino. Hay ocasiones, por supuesto, cuando Dios quiere que actuemos: reprender a un amigo desobediente, disciplinar a un niño, rechazar una enseñanza falsa. Pero antes debemos asegurarnos de que contamos con todos los hechos correctos.♔ Ꮥαrα