La escuela del desierto

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Es muy probable que muchos se pregunten qué es lo que se quiero decir con ello.

Algunos quizás piensen ¿a quién se le ocurriría construir una escuela en el desierto?

Es muy probable que alguien encuentre la idea interesante, pero te preguntarás si se trata de alguna escuela técnica y qué es lo que en ella se enseña ó para qué sirve una escuela en el desierto.
Bueno, en la Biblia encontramos una escuela y que su programa educacional duró largos 40 años.

Se trata de la historia del pueblo de Israel, a quién Dios sometió a este largo proceso de formación.
No es intención de esta breve reseña, abordar en detalle la historia del peregrinaje de Israel desde Egipto a la Tierra Prometida (Canaán).
La distancia de Egipto a Canaán es de aproximadamente 400 km.

Se piensa que ese tramo el pueblo lo hubiese hecho en un mes, si es que hubiesen caminado en línea recta.

A pesar de la promesa de Dios de pelear las batallas por ellos, en su Omnisciencia Dios prefirió conducirlos por otros caminos para evitarles el enfrentamiento con los filisteos, pues sabía que el pueblo iba a desfallecer en su fe.

(Ex. 13: 17-18). Fue así que los condujo hacia el Mar Rojo, lugar en dónde Dios se glorificaría mostrándoles su Gran Poder y favor para con ellos (Ex. 14 al 19). Hechos, que debían fortalecer la confianza (fe) en Dios.

Fe, como sinónimo de creerle a Dios, actuar y vivir de acuerdo a los Mandamientos que les daría luego en Sinaí (Ex. 20).
Lo único que Dios esperaba de Su Pueblo, fue que le creyera a Él (fe) y fuese obediente a Sus Ordenanzas.

Estos dos elementos eran necesarios para poder tomar posesión de la Tierra Prometida.

¿Por qué tomar posesión?

La razón es que Canaán estaba ocupada por pueblos que les iban a hacer guerra y Dios necesitaba enseñar a Su Pueblo a tener fe y confianza de que El pelearía las batallas por ellos, como se lo había prometido.
Después de dos años de acampar a los pies del monte Sinaí, Dios les ordena marchar en pos de la Tierra Prometida.

En once días habían llegado a la frontera sur de Canaán.

¡Qué maravilla! Sólo les restaba pasar la frontera para que se cumpliera la gran ansiada promesa (Dt. 1:21).

Pero, dudan y piden a Moisés que envíe espías para que reconozcan la tierra (Dt. 1:22).

Diez de los doce espías al regresar de la misión, reportan negativamente de la tierra y de los pueblos que la habitaban.

Sin hacer caso al reporte positivo, alentador y lleno de confianza en el Dios de los Ejércitos, de Josué y Caleb que también fueron enviados como espías, el pueblo se revela en contra de Moisés y de Dios.

De esta forma desconocen todos los favores y promesas de Dios (Nm. 14), transformándose en un pueblo incrédulo y desobediente.

Por esta razón, Dios decide no dejarles entrar a Canaán y los envía a vagar, por otros largos 38 años, al desierto.

A repetir la lección de la fe y de la obediencia, para que aprendan a doblegar su ego y para que entendiesen de una vez por todas el por qué Dios los había escogido.

Para lo mismo que nos ha escogido a ti y a mí; ser luz y sal al mundo.
Así como al antiguo pueblo de Israel, Dios se ve muchas veces obligado a enviarnos a la “Escuela del Desierto” para transformarnos de personas independientes a personas dependientes de Él.

Nos hace pasar por necesidades, para que aprendamos a depender de Él.

Permite situaciones y circunstancias críticas y difíciles en nuestra vida, para que aprendamos a pedirle sabiduría y así, no volver a incurrir en los mismos errores una y otra vez.
La “Escuela del Desierto” tiene como objetivo principal, el transformar nuestras vidas en lo que a nuestra relación con Dios se refiere.

Por lo que si reconoces que Dios te ha llevado al “desierto”, da gracias a Él por ello, pues eso es reflejo de Su Amor por ti.

El desea cambiar tu vida para Su Gloria y con la Sabiduría que le pidas te ayudará a enfrentar y a sobrevivir a las circunstancias que te aquejan y que, posiblemente, sean producto de tus propias (malas) decisiones.
Querida amiga, querido amigo; es interesante darse cuenta que Dios lo menos que desea es llevarnos a la “Escuela del Desierto”.

Su Palabra – La Biblia – está llena de enseñanzas, que si las aplicáramos nos privarían de tal experiencia.
«No quiero que desconozcan, hermanos, que nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y que todos atravesaron el mar.
Todos ellos fueron bautizados en la nube y en el mar para unirse a Moisés.
Todos también comieron el mismo alimento espiritual y tomaron la misma bebida espiritual,

pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo.

Sin embargo, la mayoría de ellos no agradaron a Dios, y sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Todo eso sucedió para servirnos de ejemplo, a fin de que no nos apasionemos por lo malo, como lo hicieron ellos.
No sean idólatras, como lo fueron algunos de ellos, según está escrito: «Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se entregó al desenfreno.»
No cometamos inmoralidad sexual, como algunos lo hicieron, por lo que en un sólo día perecieron veintitrés mil.
Tampoco pongamos a prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes.
Ni murmuren contra Dios, como lo hicieron algunos y sucumbieron a manos del ángel destructor.
Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos.
Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer.»1Co 10:1-12 (NVI)

El tiempo de estadía en la “Escuela del Desierto”, lo puedes determinar tú. Mientras más rápido te rindas al Señor de tu vida y te des cuenta que no eres más que un siervo suyo, más rápido saldrás de ella.

👸Silvina