Me esperas desde antes de conocernos,
en la imprecisa tangente de los años
Atento a mis dubitativos pasos
sin bengalas, ni señales que marquen
y me guíen al punto exacto de tu respiración
y temo no encontrarte
mientras tú, sereno y relajado,
sé que me sonríes
como si fuera algo sabido y estuviera escrita
la ineludible realidad de nuestro encuentro.