Cuando las Escrituras prometen «y todo lo que haga, prosperará», no significa que seamos inmunes al fracaso o a las dificultades.
Lo que la prosperidad significa en las Escrituras es que cuando la sabiduría de Dios se aplica en nuestras vidas,
el fruto (resultados ) que produce en nosotros será bueno y recibirá la aprobación de Dios.
Así como un árbol absorbe el agua y produce muchos frutos,
nosotros debemos absorber la Palabra de Dios, para producir hechos y actitudes que lo honren.
Para alcanzar logros que valgan la pena, debemos tener la Palabra de Dios en nuestro corazón. Lectura de hoy : Salmo 1