La fuente de toda revelacion

NUESTRA FUENTE DE poder es el Espíritu Santo y la palabra de Dios. Nos edificamos en la fe cuando confesamos la Palabra de Dios y estamos más confiados cuando la entendemos y caminamos en su revelación. La oración nos conecta a la fuente de poder, nos conecta a Dios y permite que su poder fluya hacia nosotros en toda situación. La salvación es la base de la guerra, el nuevo nacimiento es una necesidad, pero, además, el creyente necesita estar lleno del Espíritu Santo. Los creyentes deben llevar vidas santas sometidas al Espíritu Santo, se nos invita a  caminar en el Espíritu porque así tendremos asegurada la victoria y lograremos grandes avances para los demás; podemos castigar toda desobediencia cuando nuestra obediencia sea completa. Jesús echó fuera demonios a través del Espíritu Santo y el Espíritu Santo fue la fuente de su poder y su sabiduría. Se nos dice que nos fortalezcamos en el Señor y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10),debemos caminar y luchar con su fuerza, lo cual requiere humildad y una dependencia total en el Señor, no podemos confiar en nuestra propia fuerza, no podemos permitir que el orgullo abra la puerta a la destrucción. El Señor es la fuerza de mi vida, lo cual me da la capacidad de vencer al miedo; en Él pondré mi confianza. El Señor le enseñó a David cómo librar la guerra ( Salmos 144:1 ) y de la misma manera Dios nos enseñó como hacer la guerra usando su Palabra. Dios fue la fuente de poder de David, quien confesó que el Señor era su fuerza. David fue un hombre de oración y alabanza que disfrutaba la presencia de Dios y su presencia fue la fuente del gozo y la fortaleza del rey cuyos cantos fueron armas proféticas poderosas en contra del enemigo. No hay sustituto para una vida de alabanza y adoración, todo creyente debe pertenecer a una iglesia que sea fuerte en este terreno. Hay muchos grandes guerreros que están siendo entrenados en la escuela del Espíritu Santo, son personas humildes que tuvieron que depender de Dios para lograr avances en sus vidas y quienes aprendieron a través de la experiencia y, a veces, a través del fracaso. Si clamamos a Él, al igual que estos grandes guerreros de Dios, Él nos mostrará cosas grandes y poderosas. La Palabra de Dios es la espada del Espíritu, y las espadas se utilizan en la guerra. El Señor le enseñará a usar esta espada, misma que deberá emplear contra los enemigos espirituales de su alma. Usted podrá ver grandes victorias si la emplea correctamente. Confesar la Palabra de Dios es una parte importante de la vida espiritual de cada creyente; de hecho, al cristianismo se le llama la gran confesión. La salvación viene al confesar con la boca y la boca está vinculada al corazón. La Palabra de Dios emitida con su boca quedará sembrada en su corazón. La fe se hace patente desde la boca y la boca solamente habla lo que hay en el corazón y esta fe del corazón que se emite a través de la boca puede mover montañas. Dios es la fuente de todas nuestras victorias y logros, es la fuente de nuestra sabiduría y nuestras estrategias y su Palabra es la fuente de nuestro entendimiento de la guerra en la que nos encontramos. Nuestra guerra se origina en los cielos, nosotros atamos lo que ya ha sido atado en los cielos y desatamos lo que ya ha sido desatado en los cielos. La Palabra de Dios es un cofre del tesoro lleno de sabiduría y conocimiento; contiene una revelación abundante para todos los creyentes. Todo el que desee disfrutar de la libertad y la victoria debe estudiar la Palabra de Dios y pedir revelación. La revelación es la clave de la autoridad. Pedro recibió las llaves del Reino después de recibir la revelación de que Jesús era el Cristo (Mateo 16:16). Dios ha prometido que nos gozaremos en la casa de oración (Isaías 56:7);la casa de Dios es llamada casa de oración para todas las naciones. Creo que no solamente debemos orar, sino también disfrutar de la oración. El gozo del Señor es nuestra fuerza y la oración debe dar como fruto milagros y bendiciones abundantes. Quienes disfruten los resultados de la oración disfrutarán de una vida emocionante.

Esta sección de oraciones nos enseñará cómo conectarnos a la fuente de poder (El Espíritu Santo y la Palabra de Dios); sin embargo,  no son rezos que se vuelvan efectivos simplemente por recitarlos. Estas oraciones son conecciones de fe para todo aquel que cree en el Señor Jesuscristo como su Salvador y  que deseen ver crecer el Reino de Dios.

Eres el Dios que revela los secretos, Señor, revélame tus secretos (Daniel 2:28).

Déjame entender y recibir revelación de tu voluntad y tu propósito para mi vida. Dame el espíritu de sabiduría y revelación y que sean abiertos los ojos de mi entendimiento (Efesios 1:17).

Abre mis ojos para atestiguar las maravillas de tu Palabra (Salmos 119:18).

Déjame hablar revelación a otros (1 Corintios 14:6).

Revélame lo que me pertenece (Deuteronomio 29:29).

Que tu Palabra me sea revelada (1 Samuel 3:7)..

Que tu justicia se revele en mi vida (Isaías 56:1).

Hazme conocer el misterio de tu voluntad (Efesios 1:9).

Abre tu enigma con el arpa (Salmos 49:4).

Señor, enciende mi lámpara e ilumina mis tinieblas (Salmos 18:28).

Vuelve ante mí las tinieblas en luz (Isaías 42:16).

Que todas las cataratas y escamas espirituales sean removidas de mis ojos (Hechos 9:18).

Ayúdame a ser capaz de comprender con todos los santos cual es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de tu amor (Efesios 3:18).