Una oración que conmueve

Una oración que conmueve

La oración de Jesús en Juan 17 No es un pasaje desconocido para mí,

por el contrario, es una lectura bastante abordada y leída.

Pero un día, leyéndola nuevamente un versículo me impactó profundamente:

«Padre, tú me los diste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar,

para que vean mi gloria, la gloria que me has dado;

porque me has amado desde antes que el mundo fuera hecho.» Juan 17: 24

¡JESÚS ORANDO POR MÍ!

Mi corazón se sobresaltó de gozo y emoción. ¡Jesús orando por mí!

Y no sólo eso; sino que pide al Padre, que YO esté con ÉL, donde Él esté y contemple Su Gloria.

más profundo aún , cuando dice «Tú me los diste»…

Ahi  tomé una consciencia espiritual diferente y me sentí tremendamente privilegiada.

En algún momento del principio de la fundación del mundo, Dios me había elegido, y no solo eso,

me entregó a Jesucristo quién en su tremendo acto de obediencia y amor murió y resucito por mí.

Dándome Vida Eterna pero además… ¡ora por mi!

«Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,

pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales.

Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia.

Por su amor, nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo,

hacia el cual nos ordenó, según la determinación bondadosa de su voluntad.» Efesios 1: 3-5

Me escogió, me dio vida dos veces y además  ¡ora por mí!

Recuerdo que esa tarde lloré un largo rato imaginando a mi Señor Jesús orando por mí.

Pero más aún sabiendo que el Padre atiende a la oración de Su Hijo Perfecto.

Y en esa perfecta Trinidad, me involucré sin siquiera merecerlo.

El Padre escogiéndome, el Hijo llevándome hacia Él y Su Espíritu Santo guiando.

Entonces me propuse alistarme… porque estoy segura que el Padre hará efectiva aquella oración de Jesús.

Así que me puse de pié.

Sacudí mis sucias ropas, alisté mi corazón y comencé un trabajo personal de reconocimiento de mi insuficiencia y mi pecado.

Y así voy día a día, intentando obedecer y agradarle sólo a Él, dando testimonio de Su Gloria,

compartiendo la buena noticia del Evangelio y esperando Su regreso,

pero todo, con suma alegría y gozo… porque… ¡Jesús ha orado por mí!

La noticia que debo darte es.

¿SABÍAS QUE TAMBIÉN HA ORADO POR TI?

👸Silvina